Hay un momento, quizas un pequeño instante, donde el panorama real de las cosas, abre un lapsus inconsiente del pensamiento, como la vuelta de hoja a la adivinanza, a ese acertijo misterioso imposible de develar, se hace claro todo aquello pintado de gris y por un segundo encuentras el sentido a la absurda realidad de la vida.
Se quedaron atras palabras, personas, silencios, lugares, infinidad de situaciones, un millar de cielos y amaneceres, convertidos en mañanas de un ciclo agonico de rutina y eternidad. Alli atras, en el camino quedaron, marcaron un punto efimero en las huellas dejadas tras de mi, aun asi, muchos pudieron adherirse a las fibras mas sensibles de la frialdad de mi corazon.
Y no puedo detener, el reloj a las 8, xq las 10 ya serian un ocaso tardio de lo que miraste y no pudiste tener, una sonrisa desdibujada al llegar el alba, un abrazo y la calidez de un suspiro al llegar el anochecer. Lo que soy, todo aquello que desnuda la apariencia de mi rostro y una lagrima congelada por el ayer, eso es un momento, eso es eternidad, sentir que los pies despegan al cielo, atados, tan atados a ti.
Abrazo fuerte la realidad de mis silencios, mi almohada en los ensueños de la estacion mas fria de mi alma, viendo como pasa el tiempo y como el fuego centellante en el cielo dice ya, que es un ciclo el que queda detras de los recuerdos y q abre las puertas a una nueva eternidad, semejante a un anhelo arrancado de mis manos y regresado a ellas, despues de cambiar la voz de mi silencio, las marcas mas profundas de mi piel, el color de mi cabello y de tener intacto esa capacidad de sorprenderme al ver salir el sol cada mañana, con la respiracion entrecortada y una compañia adueñada de mi soledad.