lunes, 23 de diciembre de 2013

Cómo resumir el tiempo?


Cómo poder terminar el tiempo, congelar un segundo y sentarme a escribir, si ni de las letras tengo algún vago recuerdo, sin embargo, todo el silencio murmurante de las sombras, converge en mis oídos como finas voces de colores que pintan la mañana y ensombrecen con su luz los desterrados ecos de una distante mirada.

Resumir con cuatro versos y una frase, el sinnúmero de días acontecidos tras aquellos inexistentes momentos que aun recuerdo pero que no existen, vislumbrar los pasajes de mi vida como gélidas formas abstractas, carentes de la vida que ardió en el fulgor de la batalla. Ah!, pero como extasiarme con las frías y ausentes caricias, seria virar hacia el olvido de la noche y recordar, repensar las remembranzas.

Pero flota la pregunta de aquel oscuro derredor que se funde entre la luz parpadeante de mis propias letras, ¿cómo concluir al tiempo sin robarle su propia esencia? Dejar de lado las pérdidas furtivas, esas lagrimas fingidas y el dolor verdadero que sin querer se guarda, decir que mañana sera el mismo día de la primavera enmudecida de un año que pasa.

Las tibias noches de los taciturnos pasos, contemplados bajo el sol en una tenue alborada, mientras partía una sombra al confín del firmamento llevándose consigo mi propia alma. Aun así, de revés la propia infancia me prestaba un suspiro y reemplazaba la ausencia con juventud temprana, una sonrisa sincera y una mirada profunda que sin querer me conquistaba.

Desamores, como esos besos que van y vienen entre una noche bohemia, caricias profundas bajo la superficie de la aparente imagen de la nada, amores perpetuos e invisibles, aquellos te quiero camuflados, palabras no dichas y versos profanados. Esas palabras inconclusas, guardadas en los anaqueles de mi garganta, que exaltadas y turbias rodaban de mis ojos mas allá de mi esperanza.

Un final sin un comienzo aparente, aquella promesa de poseer sin tocar, nobleza de palabra. Esos mares perpetuos que pintaban a gritos una y otra ola, estrelladas en el olvido y recuperadas en la mañana, un simple susurro inerte atado a su nombre, ese nombre que hoy sin recordar ya vale nada. El impronunciable sonido de su voz, ese mismo perdido, extrañado, odiado y furtivo, inmortal pero herido, ese mismo que poco a poco se desangra, quizás no llegue a ver la nueva luz o talves renazca. Aun así, cómo resumir en cuatro versos y dos palabras, la eternidad del dolor, la sonrisa y un beso, si fueron suficientes los silencios para decir todo aquello que hoy entre letras no se dice, pero que mis ojos no callan. Cómo resumir el tiempo?