martes, 26 de agosto de 2014

Tres palabras...


Te escribiré tres tristes palabras, una de amor, otra mas de silencio, quizás una ultima de olvido.

Te escribiré un confesión mas allá de mis recuerdos, algunos silencios perdidos entre los pliegues de mis tristezas, otras tantas letras arrancadas de locura, que se yo, tan solo divago entre los pensamientos de quien soy, de donde no existo.

Refundido entre la tenue luz de tu figura, aquella desnudes de tu propia alma, vista con los mortales ojos de mi humanidad, busco la manera de encontrar caminos sin senderos, dar tres pasos hacia ti y uno mas hacia mi calma. 

Extasiarme de pocos olvidos, olvidarme de pocos pasos, encontrarme en ti amarrado a tu misma piel, compenetrado en tus sentidos, bajo las cálidas cicatrices de tu vida, entre las alas maravillosas de tu cuerpo, existir en ti, habitar en ti, ser tus propios besos.

Ser a voluntad de tu respiración, encontrarme latido a latido con tu pecho, de donde nace aquel esplendido secreto, esas cosas que solo crees saber de ti, eso que conecta cada fisura de tu vida con los mil pedazos de la mia. Esa eterea figura de tu sombra, aquel blanco recuerdo que hay en ti, el lado oscuro de tu luna, el deslumbrante sol de mi propio infierno.

Volar entre cada gemido de tu voz y recorrer aquellos rincones ocultos de tus miedos, conocer de ti, olvidar de ti, ser de ti y dejar de existir mientras te pienso.
Sentir de tus manos el latido de tu propio corazón, volar, perder la razón en el silencio, encontrarte perdida entre un millón de ilusiones perfectas, en la curva de tu sonrisa, en la comisura de tu cuerpo.

Imaginarte imperfectamente perfecta, en la esencia de tu voz, el color de tu alma y tres lagrimas arrancadas de lo mas profundo de tu ser, espontáneamente, tan natural como el silencio. Y si me dejaras embriagarte de letras, desnudarte de letras, amarte de letras y plasmarte una a una en el papel de mi propia existencia, si quizás la noche permitiera romper las reglas de mi vida y olvidar así mis cadenas, volaría entonces con tus propias alas, hacia la oscura luz de tu mirar, aquella enigmática sonrisa, donde finalmente te encuentro, donde finalmente te pierdo.