jueves, 4 de diciembre de 2014

Y llega el invierno


Ves como pasa la noche tras las sombras que se van, tan apacibles y calladas, con suave marcha se alejan las vehementes notas de su piel, al caer mi sueño en la alborada.

Y llega el invierno con tu presente ausencia, un susurrante eco entre estas cuatro paredes, iluminadas de oscuridad y frío, envueltas en soledad y pintadas de recuerdo.

Destellan mil luces, parpadeantes lágrimas humedecidas de palabras, tiernas e invisibles caricias, aquella antorcha encendida en el portal de mi alma, esa vela que se apaga porque sopla el viento y falta tu figura para cuidarla.

Un invierno más teñido de tu sombra, esos pasos que creo sentir en la soledad de mis días, los mismos merodeando mi casa, mientras me escondo en un rincón para vaciar la tristeza que me embarga.

Y donde estas me pregunta al llegar la primavera, en que sitio reposa tu alma para buscarla; preguntan mis ojos perdidos en el confín del cielo, en donde brilla tu luz, si para siempre te has ido y para siempre no es toda la vida.
Etérea tu forma, invisibles palabras, tu silencio me dice que no estas, y tu recuerdo devuelve la esperanza, de encontrarnos una vez más, en aquella promesa divina de vivir eternamente, mientras eternamente en el cielo me aguardas.