martes, 10 de noviembre de 2015

Perdona mi olvido...

Rebuscando entre las palabras más profusas de mI alma, lleno de negros recueRdos y su poca luz,
destroce cada rIsa en tu mirada, sentencie al olvido aquel bello momento, eSe mismo en que tu voz me cautivo.

Pero como te digo que fui presa de aquellos vividos recuerdos de su locura, pero como te digo que me llevó al límite del más allá, donde sentía el alma libre volar para siempre en un cielo vacío que al abrir los ojos pude encontrar.

Perdona mi olvido, pero Ella me invadió de memorias, de sueños rotos y risas, me engañó con tristeza y me volvió a elevar, para caer nuevamente en el abismo de sus ojos, en las fallidas promesas de siempre, en aquella historia que no ha de cesar.

Perdón si deje tras la puerta nuestro propio cuento, que letra a letra empezamos a levantar, cuando más necesite de tu abrazo, volveré en silencio a levantarlo a retomar nuestro tiempo, aquel que nunca debió terminar.

Perdón te dice mi conciencia, regresa a mí te dice mi soledad, su nombre no fue más que aquel silencio que deseo borrar de mis labios, aquel que tanto deseo olvidar.

Como le digo al tiempo que regrese atrás, como le pido al silencio que borre mi voz y se lleve las inmerecidas palabras a tu amor.

Quizás no sea tarde aún para callar tu llanto, quizá no sea tarde para regresar, solo acudo a los recuerdos de felices tiempos, donde no existía más que tu mano, mi mano y un mundo por soñar.

Perdona si he de volver otra vez con la mirada perdida, se disolvió el espejismo de aquello que nunca existió, solo pido que busques dentro muy dentro de tu alma, donde siempre fuimos tu, yo, la playa, una noche de luna y la inmensidad.

miércoles, 4 de noviembre de 2015

Tres cortas palabras...

Hoy quise escribirte estas tres cortas palabras que te dicen, algunas letras en silencio, lo que mis ojos gritan porque mi voz calla.

Y es que siempre quise ser el titular en tu vida, sin derecho a exigir más que besos pintados de azul, pero tuve que ser quizá el espectador de la tribuna de tus sueños, el que espera siempre y se mira con desdén desde la banca.

Siempre me pregunté a que sabría tu piel, cuando pintados tus labios probé ese particular sabor a ti, pero talves pudo más la razón de ser sin ser y sentir, lo que se siente dentro de lo que no hay en ti de mi.

Palabras invisibles nada más, una voz elevada al etereo viento del tiempo que se va, caricias sin dueño y un sueño inalcanzable ya.

Yo, el eterno espectador de tu teatro, el de la última fila entre las sombras, aquel que fue alguna vez un no sé cuando, aquel recuerdo que perdura como recuerdo, pero que mientras tanto, seguirá siempre para siempre en el  mismo espacio, esperando que quizás, alguna vez, decidas apostar y dejar de jugar así, al ratón que trata de amar sin devorar al gato.

Después de todo...

Y es que quise pensar que el tiempo, se llevaría cada rastro de recuerdo y de dolor, más ignoraba la imagen de tu sombra, esa que permanece pintada en el reflejo de mi piel.

Quise pensar en el silencio, enmudecer las palabras que me hablaban de ti y las letras que brotaban de las heridas, pero el daño ya era un hecho, eras una huella imborrable al cerrar los ojos y al sentir ausencia.

Esta vez, antes de que el abismo me muestre su rincón más oscuro y frío, abriré mis alas al confin, allí, dejando atrás aquellos ájenos besos, un tímido té quiero y un millón de sueños que han muerto en mi.

Después de todo, todo es silencio, después de todo, todo es vacío, todo ausencia, todo frío, solo recuerdo.
Después de todo, te dejo nada, más que reproches y sonrisas quebradas, un amor en el bolsillo y un trozo de corazón, por si alguna vez regreso o si alguna vez me extrañas.