domingo, 27 de marzo de 2016

Juguemos...


Sigamos jugando a olvidarnos, en otros besos, en otros labios, en otros amores, como siempre entre los Tic tac del tiempo, y amemonos allí, entre los recuerdos de aquello que nunca fue, que jamás existió...

Juguemos a olvidarnos y pintarnos de blanco la memoria, a ser ese punto de ausencia pintada entre los sublimes ecos del silencio, a buscarnos entre letras pasadas, palabras no dichas y una que otra lágrima derramada.

Una vez más, abramos la partida del azar y tentemos a la vida a continuar como si nada, a pasar los días aferrados a la mano de una nueva aventura, quizás pasajera, tal ves eterna y consumirnos así, asegurando que jamás ha pasado nada...

Juguemos a ganar esta vez, porque pensándolo bien, hoy tengo la ventaja...

lunes, 14 de marzo de 2016

Puntos en el firmamento...


Y así, fuimos al fin dos estrellas distantes...

                                que se unen a través de las palabras...

    que brillan con mas intensidad que las demás...

porque pudieron encontrarse en el universo infinito...

                  donde se perdieron de nuevo...

                                                              porque viéndose a los ojos decidieron apartarse...
 ser fugaces...                  

           brillando, amándose, agradeciendo la existencia de la otra...






                                                                                                               en la distancia.           

jueves, 10 de marzo de 2016


Y no me puedo quejar...
Entre las vicisitudes de mi corta estancia entre las cuatro paredes de la vida, he conocido los caminos intransitables de la locura y la fortuna, la desdicha del silencio, las despedidas y el frío, así como las tardes de sol, un caminata nocturna o un beso entre las sombras, el amanecer recubierto entre la piel, ver correr el tiempo y sanar heridas incurables ya.

Mas allá de estas letras difusas y dispersas, entre los confines de mis abstractos pensamientos y bifurcados senderos la conocí a ella, vestida de noche, cargada de misterios, de besos no dados, de pasión y lujuria, de un Corazon destrozado, cual será el azar de mi fortuna que el camino siempre ha querido unir lo inconmensurable, aquella mezcla un poco extraña de amor y dolor de lo que casi se va y nunca llega a nada.

Y no me puedo quejar... 
En la mañana apareció ella, entre un pecho colapsado de emociones, abrir las puertas de la vida y encontrar su sonrisa, aquel espejo de mi vida, mi alma reflejada en su mirar, ver correr el tiempo a su lado, en silencio, tenerla allí por siempre, aunque siempre no suele ser mucho tiempo, tan solo un fragmento de mañana o quizá la eternidad disfrazada.

Son extrañas estas letras, se arremolinan entre los recuerdos taciturnos de mi voz mientras bebo un sorbo del veneno de otros labios, un bocado tibio y a la vez amargo. Un aroma terso que se cuela por la ventana, allí mismo donde dejo un café pendiente y otras mil palabras de silencio, aquello imposible de decir pero que mas atrás, entre mis escritos escondido confieso, solo es cuestión de leer la vida, de decifrar las letras y encontrar diez mil partidas, derrotas y batallas, la constante del amor, la compañia, ese todo que esta alli, la soledad que nunca dice nada.

Y no me puedo quejar...
Tan solo hay un latir aquí entre la carcel de mi pecho, como si el cielo susurrara con voz baja, que me busca una dama negra con delicadas manos, el presagio de un no se que, enterrado entre esta noche fria o será tan solo la compañía de esa voz que no esta, de eso que extraño pero que no hace falta. No lo se, tan solo llegan a mi, por voluntad propia estas palabras, miro al cielo e invoco a Dios, alli entre esas infinitas estrellas que penden del hilo del tiempo, sintiéndome esta vez tan cerca de alli, tan lejos del suelo, como si me elevara etereo, de a pocos, de a pedacitos de mi, con invisibles alas, queriendo dejar de mi, el buen recuerdo de lo que nunca he sido, pero tal ves fui, consumiendo la vida que quise vivir, y entonces, al final... no me puedo quejar.

martes, 1 de marzo de 2016

Él...


Y él dice conocer tu lado oscuro, si tan solo supiera cuantos lunares encontré en tu piel y la cantidad de demonios que descubrí debajo.

Dice conocerte, pero no sabe como te ves mientras sollozas en mis brazos cuando me voy y no deseas que me marche,  y él,  él grita a cuatro vientos tenerte suya, si tan solo supiera que ni siquiera eres de ti misma porque tu corazón tiene una colección de retazos, de heridas pasadas, de tristezas y últimamente de una que otra sonrisa, pero no, él no sabe que yo las he sacado con un ataque de locura, con esa infantil inocencia que él ha olvidado.

Y dice ser tu compañía y estar a tu lado, pero no sabe que invisible existo en momentos de su ausencia y otras tantas excusas que para estar aquí has inventado, dice estar contigo, sin saber quizás cuanto tiempo junto a ti he estado, entre presencias, ausencias y lapsos de olvido, uno que otro día frio, una tarde casual o una noche de verano.

Si he sido yo quien te ha visto con el corazón roto para convertirlo en un mar de sonrisas, hasta que te alejas  y te vas otra vez a él, sin siquiera soltar mi mano, y así dice conocerte, sin siquiera saber que me hablas de volar juntos sin cortarnos las alas.

Y si, él dice conocerte por haber desnudado tu piel, pero como te conoce si nunca ha podido como yo desnudarte el alma... y dice conocerte y dice quererte y dices quererle y le llamas amor, pero el no sabe, que así como le llamas, le has llamado al pasado y al tiempo, con otra voz y con otros labios, como dice conocerte, si no te conoce a ti entre mis manos.