sábado, 23 de marzo de 2013

Desesperanza

Y sentir como cada capa de mi piel sucumbe ante la tristeza, el frío de la soledad adueñado del vacío que dejo mi alma, desnudar la sonrisa y mostrar nada más si no el cristalino río de mi llanto.

Amanecer, en la dimensión tras del
Espejo, sin reconocer siquiera el rostro del pasado y partir hacia ninguna parte por la ausencia de camino, la débil marcha de mis pasos.

Donde encontrar lo perdido, si el pasado y el olvido me arrebatan la memoria, quizás la salida es crear un ficticio recuerdo de mi vida, porque la fragilidad y la agonía de mi existencia no me permite renacer de tanto silenció y frío.

Para siempre se convierte en la metáfora del segundo que se va y hasta nunca es la frase que queda después del tiempo, en el reino de la desesperanza.


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