En cada nuevo espacio vacío de mi mente, caben razones para pensar que la ilusión de aquella magia escondida entre las penumbras grises de la soledad, son solo efímeras abstracciones de una verdad infame que por ser hermosa se convierte en tristeza.
Y es por eso que observar el firmamento de mis noches es encontrar la luz que reside en mi alma, esa que agónica, tenue y casi moribunda me recuerda que aun, dentro de ese espacio vacío que llamo corazón existe un sentimiento.
Pero que sentimiento indaga mi espíritu, si el lado oscuro de mis propia soledad se ha llevado con el tiempo hasta la ultima gota de piedad, que sentimiento, si en entre mis ojos no hay mas que un abismo congelado, en el que se ha perdido todos y cada uno de los pensamientos de mi mismo.
Y como confiar, si mi propia sombra se lleno de miedo y es ella quien amenazante vigila lo poco que ha quedado de mi cuerpo, como confiar si el amor murió en silencio y en su lugar quedo tan solo un oscuro recuerdo que solo yo llamo tiempo, como sentir, como creer, como confiar... si no queda nada.
Y como confiar, si mi propia sombra se lleno de miedo y es ella quien amenazante vigila lo poco que ha quedado de mi cuerpo, como confiar si el amor murió en silencio y en su lugar quedo tan solo un oscuro recuerdo que solo yo llamo tiempo, como sentir, como creer, como confiar... si no queda nada.
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