lunes, 13 de octubre de 2014

Algun dia...

Y entre las cálidas gotas del verano inconcluso de mis propias letras, bajo el manto sublime de un atardecer que cae tan lento como ese reloj inclemente al correr por mis mejillas, recordando cada recuerdo, ensoñando el ayer con los ojos abiertos de tristeza y el alma desatada hacia el confín, mas allá de mi mente, viéndome morir.

Algún día, quizás en ese "algún" instante, cuando aparezcas, cuando nuestras sombras se encuentren y mis palabras vuelvan a florecer entre tus manos, espero que el otoño haya marchito el dolor y el frío. No se talvés si la blanca tarde este llena de olvido y el latido no haya muerto entre las tardes negras de ausencia, tan solo espero, que algún día llegue vestido de blanco silencio y el "nunca" sea protagonista de mis días, sin volver al camino de nuestras viejas huellas, sin tocar el sendero que conduce a ti, que te lleva a mi, aunque bien sepas que a pesar de que el mundo gira sin cesar, seguiré aquí.

Esta melancolía amarga que se siente al inhalar mi propio aire, al saborear cada beso que no te di, me trae imágenes de tu piel ajena, de los destruidos sueños y del vino tinto a media copa, lleno de sonrisas, de miradas, de complicidades, de una historia sin fin.

Que difícil es sentir el eco de mi propia voz retumbar en mi cabeza, respirar profundo y no sentir el corazón dentro del pecho, arrancarme una a una las lagrimas de mi camisa y sentir morir de vacío en plena avenida, en medio de un millón de rostros que indiferentes pasan con sus propias vidas, con sus propios pasos, sumido entre las notas tristes de extrañas voces que me recuerdan a ti, que duelen aqui.

Quizás algún día cuando regreses, la apariencia de los años desdibujaran el tiempo en tu rostro y marcados entre la barba de mi días sin ti, reflejaran los mili segundos después del adiós, de aquella partida en otra mano, en otro cuerpo, en un sendero lejos muy lejos de aquí.
Hoy sucumbiendo al olvido y en el ayer, se queda perdido lo que dibuje entre las invisibles caricias de tu ser, entre un sueño que solo soñé antes de caer la mañana y desperté, buscándote entre mi almohada, entre mi propia piel.

Quizás algún día cuando regreses, haya contado con mis manos los amores de mi alma y sea tan solo uno el que ocupe la inmensidad de mi corazón, relegandote al cajón de los olvidos, a la memoria del recuerdo, donde no duelas mas, donde no respires en la herida de esta tarde de cálidas gotas del verano inconcluso de mis propias letras y bajo el manto sublime del atardecer que cae tan lento...

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