miércoles, 4 de noviembre de 2015

Tres cortas palabras...

Hoy quise escribirte estas tres cortas palabras que te dicen, algunas letras en silencio, lo que mis ojos gritan porque mi voz calla.

Y es que siempre quise ser el titular en tu vida, sin derecho a exigir más que besos pintados de azul, pero tuve que ser quizá el espectador de la tribuna de tus sueños, el que espera siempre y se mira con desdén desde la banca.

Siempre me pregunté a que sabría tu piel, cuando pintados tus labios probé ese particular sabor a ti, pero talves pudo más la razón de ser sin ser y sentir, lo que se siente dentro de lo que no hay en ti de mi.

Palabras invisibles nada más, una voz elevada al etereo viento del tiempo que se va, caricias sin dueño y un sueño inalcanzable ya.

Yo, el eterno espectador de tu teatro, el de la última fila entre las sombras, aquel que fue alguna vez un no sé cuando, aquel recuerdo que perdura como recuerdo, pero que mientras tanto, seguirá siempre para siempre en el  mismo espacio, esperando que quizás, alguna vez, decidas apostar y dejar de jugar así, al ratón que trata de amar sin devorar al gato.

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