Queda el silencio en el tintero, escribiendo las palabras que nunca dije y llenando de pensamientos, uno tras otro de los días antes del amanecer.
El tiempo no corre y mientras mi alma se eleva al confín de la distancia, congelada mi vida queda, plasmada en imágenes de lo que fui, de lo que soy, de lo que recuerdo alguna vez.
Dejo detrás aquellos besos, las caricias de mi piel entre los pliegues de mis sábanas, mis lágrimas fundidas en la profundidad de mi almohada, y el corazón allí, donde tu te encuentras.
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