domingo, 26 de mayo de 2013

Años...


Tras andar por los años que no recuerdo, visitar esas imagenes tenues de noches tranquilas de ocasos pausados por segundos, parado frente al abismo de mi propia indesicion, busco alternativas que abran las puertas de la mañana para refugiarme y esperar la noche eterna.

Me pregunto cual es la direccion de la vida, somos tan solo una palabra que pasa, perdida entre el frio de gelidas manos, las cadenas que me atan a respirar asi el silencio ahogue mi voz y viva de anhelos, fantasias colgadas de mis sueños, sueños borrados con el pasar del tiempo, y tiempo que muere en el silencio que ahoga mi voz, ese soy yo.

Mientras recojo los pasos, busco palabras que plasmen una lagrima en el papel sin difuminar mi rostro, tratando de encontrar las noches de sociego borradas de mi memoria, siento atarse mis manos con las invisibles cadenas de la edad, esa enfermedad inevitable, inagotable y eterna, que desgasta los sueños y poco a poco nos impide volar. Sin embargo, por qué detener el tiempo, por qué no acompañarlo, si quiza tomar la mano de la infancia y llevarla siempre amarrada a la piel es el mejor remedio a la muerte.

Hoy la profunda soledad reflejada en mi espejo, quizo encontrar su identidad ante mi rostro, encontrandose a si misma reflejada ante mis ojos, ese brillo apagado que ya no esta, emprendio el viaje de no regreso en el tren de la tristeza, en aquel fantasma invisible del olvido, en su dolor, en el mio.

Tras andar por los años que no recuerdo, olvide los momentos y recorri los segundos, incrustados en las notas insonoras, susurrando por ultima vez, que tras andar por el olvido, me recorde perdido.


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