Sentada sobre el regazo de mis noches, mis amaneceres llegaron tan repentinos como el parpadeo de mi propia vida, allí estaba ella, preguntado sobre mi, sobre ti y sobre el olvido.
El intermitente ruido de las voces que te llaman, esas mismas que te alejan y reclaman, esas que se llevan mis sueños.
Ves como el tiempo corre y ella de mi mano, en mi mente retumba con su imagen, mientras tu, sentada en mi regazo preguntas por ella, siendo ella la dueña de mi vida... Sólo ella y tu recuerdo.
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