Y ahora que te vas, entre esa espesa jungla de cemento y frío, entre las huellas de los recuerdos, abandonas la mañana y dejas tan solo el vacío eco de tu voz, retumbando a los sordos oídos de esta ciudad que te ve partir con mi mano aferrada a tu pecho, la tuya aferrada a mi alma
Volverás con el tiempo me dices, con cuál me pregunto, si lo que queda aquí tan solo será la eternidad para abrazar tu soledad y extrañarte en silencio.
Partirás otra vez al futuro de vernos distantes, de reencontrarnos en el olvido, ese que pensé desaparecido y que hoy guardo aún entre los bolsillos por si alguna vez llego a necesitarlo.
Repites el adiós y yo te pierdo, y tú me pierdes, en un abrazo antes de cerrar los ojos y soñar, ese sueño del que espero despiertes tarde y una vez más te deje el avión, para que entre despedida y despedida, solo vueles de mi mano y te marches, a donde solo exista de ti y de mi algo que contar.
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