Cerre los ojos, pensando que soñaba y senti la brisa recorrer cada extremo de mi piel, hasta el mas profundo lamento de mi tristeza, imagine que la noche enfurecida marchaba al compás de mis pasos, hacia la alborada.
Al filo del abismo, me acompaño el destino y dio un paso conmigo, en caida libre se precipito su angustia, tomando mi mano, dejandose llevar. Convertidos en uno solo me confeso sus mas profundos miedos y me apodere de su esencia, la misma que ahora llevo por corazon.
Puede ser mi alma quizas, la que envolvio su memoria y recordo las vivencias de mi muerte, aquellas inexistentes palabras, esos dulces momentos inventados por sus sueños, por los mios, al final de mil desvios del sendero de mi propia existencia.
Salvarme o perecer del pasar del tiempo, envejecer la sonrisa, olvidar el pensamiento, solo se que amar es morir al odio, corriendo el peligro de cerrar los ojos y no mirar la luz, tratando de gritar sin escuchar mi propia voz.
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